“Gracias y Perdón” sin que esto signifique un adiós, pero sí un punto de reflexión
No son momentos fáciles para el sector en todo su conjunto, situación de la que no escapamos ninguno de los que formamos parte de la misma. Y desde esta pequeña columna de opinión no pretendo criticar a nada ni nadie, sino lanzar preguntas al aire que ni siquiera sé si tienen respuesta. Las últimas semanas han sido recibidas en el sector dos noticias tristes para el periodismo gastronómico que me hacen reflexionar y mucho en cual es nuestro papel en esta ecuación en la que nos encontramos sumergidos a día de hoy. La primera de ellas fue el adiós a la profesión de manera voluntaria que hizo Ignacio Medina. La segunda fue el adiós a la vida de un gran maestro como era Victor de la Serna, tras toda una vida poniendo en valor la crítica gastronómica seria, responsable e independiente. Grandes de la cocina como Dabiz Muñoz, el canario Safe Cruz o el periodista José Carlos Capel son una minúscula muestra del pesar que ha sido para el sector su adiós. Pueden leer aquí alguna de las palabras que el periódico que fundó, El Mundo, escribió sobre él. Ignacio Medina, periodista peruano, alma española y con más de 40 años de trayectoria a sus espaldas publicó en 7 Caníbales su despedida del periodismo activo en un artículo que aún retumba en mi cabeza y les invito a leer pinchando en este link Para no repetirme y no ser reincidente en sus apreciaciones porque además, ni de lejos le llego de cerca a alguien de su experiencia y trayectoria permítanme decirles que lo lean y se darán cuenta que no todo es tan bonito a este lado del teclado como ustedes seguro que piensan alguna vez. “Yo quiero ser como tú”, “si necesitas ayudante, avísame, voy gratis”, “vaya vida te pegas, todo el día comiendo sin pagar un duro” son los chascarrillos de buen rollo que la gente te hace, incluso muchas de ellas efectuadas por profesionales de la gastronomía. Lo que no saben es que este trabajo es mucho más ingrato que todo eso. No voy a ir de mártir ni lamentándome del camino que la crisis económica del 2011 me hizo tomar cuando dejé de ser empleado de una multinacional del sector para encontrarme en paro y sin ofertas de trabajo alguno. Es más, muchos amigos de la época, o eso creía yo, a día de hoy me he dado cuenta que no lo son. Me valoraban más por lo que tenía que por lo que era y quizás es lo mejor que me ha pasado al respecto, intentar mejorar como persona y darle menos valor a lo material. Del tema de los influencers que se llena ahora en la red mostrando como comen, copiándose entre ellos los contenidos (parecen todos iguales), dándose más valor a sí mismos que a las personas que hablan, y en muchos casos, mintiendo o con verdades a medias por venderse ante un plato de comida o una colaboración pagada y en muchos casos ocultada es algo para reflexionar. Y mi crítica no va tanto hacia ellos que se buscan la vida como pueden, sino a los que los siguen, creen sin pararse a pensar o reflexionar pero también hacia los profesionales que entran en ese juego. Cuando después las cosas no les salen como quieren, vienen los lloros. En Canarias hay muchos así pero también gente que hace las cosas de manera seria, profesional e interesante de la que aprender como por ejemplo lo son @CanaryFoodies. Ya llevo más de 8 años dedicándome al periodismo gastronómico aunque aún me cueste llamarme a mí mismo “periodista gastronómico”. El debate sobre quien es periodista o quien no lo es sigue muy candente dentro de la profesión, hay quienes defienden que sin título no puedes considerarte como tal y de hecho hasta te apartan o te tratan de menos, mientras que otras personas del sector tienen otra visión diferente y más abierta. Sí les diré que jamás me habrán leído o escuchado contar una noticia falsa, apropiarme del artículo de otro medio de comunicación o simplemente no mencionarlo cuando la noticia que haya dado me abre puertas de profundización en la misma. Todo eso, sin embargo, sí lo he vivido yo en mis carnes y casi siempre por parte de la misma cabecera editoria. Cómo decía el tristemente desaparecido Manolo Vieira, “y quien lo quiera coger, que lo coja” No son momentos fáciles para la hostelería y la restauración a causa de los altos costes y dificultades de toda índole que sufre un sector sustentado en su gran mayoría por pequeños autónomos. Son muchos los que me cuentan que “no sé cuanto más aguantaremos”, “puedo seguir porque todos sumamos esfuerzos”, “la gente nos ve como los malos de la película cuando siempre estamos ahí para el disfrute del resto, cuando no existamos será cuando nos echen de menos” son algunos de los comentarios recurrentes cuando hablas en privado con ellos, e incluso cuando suceden noticias tristes como el cierre de Bevir y el whatsapp se te llena de mensajes con ganas de abrirse en canal. Esas personas son las que me dan ganas de seguir adelante y de luchar por darles voz. Apoyar a la gente de mi tierra, intentar reconocer su trabajo y poder servir de altavoz hace que el día a día se lleve con más fuerza aunque la procesión en muchos casos vaya por dentro, porque sí, hay procesión por dentro ya que hay momentos donde uno se siente dolido, triste, abatido y hasta desdeñado. Se suele decir que uno no es profeta en su tierra y eso a veces nos pasa a todos, aunque hoy como decía la recientemente desaparecida Mayra Gómez Kemp, “hasta aquí puedo leer”… Ojalá tarde mucho tiempo en bajar la persiana de este pequeño rincón donde reflexiono sobre gastronomia e intento sumar un granito de arena, pero por si acaso, déjenme decirles algo por adelantado para cuando llegue ese momento. ¡GRACIAS y PERDÓN!. Las “Gracias” las
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